EL PAPEL DE LAS IDEAS
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v22i1.1023Abstract
La razón es un rasgo peculiar y característico del hombre. No tiene la praxeología por qué dilucidar si es o no instrumento idóneo para llegar a aprehender las verdades últimas y absolutas. Se inte- resa por la razón únicamente en cuanto instrumento que le per- mite actuar.
Todas esos objetos que son el substrato de la sensación humana, de la percepción y de la observación se hallan también ante los sentidos de los animales. Pero sólo el hombre es capaz de transfor- mar tales estímulos sensorios en observación y experiencia. Y sólo él sabe ordenar sus múltiples conocimientos y experiencias en un sistema coherente.
El pensamiento precede siempre a la acción. Pensar es deliberar previamente sobre una acción futura y reflexionar luego sobre una acción pasada. Pensar y actuar son fenómenos inseparables. Toda acción se basa siempre sobre una determinada idea acerca de las relaciones causales. Al percibir una relación causal, el sujeto for- mula un teorema. Acción sin pensamiento y práctica sin teoría resultan inconcebibles. Tal vez el razonamiento sea defectuoso o la teoría incorrecta; pero el pensar y el teorizar no pueden faltar nunca en la acción. Por otra parte, pensar implica invariablemente idear una posible acción. Incluso quien razona en torno a una teo- ría pura supone que la misma es correcta, es decir, que si la acción se ajustara a ella provocaría los resultados previstos por el pensa- miento. Para la lógica carece de importancia que tal acción sea fac- tible o no.