LA CULTURA EN EL MERCADO LIBRE
DOI:
https://doi.org/10.52195/pm.v21i2.965Abstract
Este principio de orden, que el régimen estatal se encarga de destruir hasta los cimientos, no es otro que la autorregulación natural que se da entre los elementos individuales que componen cualquier ecosistema. Este es el orden natural de las cosas, un orden insuperable que se da de forma natural, sin esfuerzo alguno y sin que nadie tenga que hacer nada salvo velar y preocuparse por sus propios intereses, en lugar de entrometerse en los ajenos, que es en lo que se basa una mal comprendida moralidad religiosa que ha servido de pseudo fundamento “moral” al estado organizado para implementar su control sobre la sociedad, con la excusa de preocuparse por el “bien general”, un concepto enteramente equivalente al “interés político” del coaccionador que lo proclama.